Hacía tiempo que no escribía en este blog. Han pasado casi dos años desde la última vez y unos 4 desde que mi historia con Dan acabó.
Ciertamente dejé de escribir porque estaba dolido por nuestra ruptura. Yo le quería de verdad.
Pero bueno, eso es el pasado. Ahora soy mayor, he madurado un poco y me he seguido enamorando más veces, cuatro para ser exactos.
Intentaré explicar todo lo que he vivido estos cuatro años de manera llevadera.
Después de dejarlo con Dan conocí las páginas de ligar para gays. Tardé cinco meses en olvidarle y una de las razones por la que se me hizo más llevadero fue el hecho de saber que otra gente me podía llegar a gustar e incluso querer.
Ésta página me subió el autoestima muchísimo y me hizo ser más seguro conmigo mismo.
Acabé primero de bachillerato con muy buenas notas y me esperaba un verano bastante agradable. No tenía novio, era joven, tenía energía para todo y podía quedar con quien quisiera durante todo el verano.
Era libre.
Esa era mi idea, pero cuando se acabó el instituto, el grupo de amigos quedamos para ir a un parque de atracciones cómo viaje de fin de curso entre nosotros. Para que las entradas nos salieran más baratas teníamos que ser pares para canjear nuestros 2x1. Todo tenía alguien menos yo, así que tuve que invitar a alguien. Invité a Dan. Y vino.
Sabía que la mayoría de la gente la conocía, pero había un chico que no había visto nunca pero lo conocía de oído. Mario.
Mario medía igual que Dan, pero no estaba tan en forma. Moreno, ojos castaños, era un chico tímido, risueño y guapo. Era normalito vamos.
Él no sabía nada de mí ni de mi pasado. No conocía nada sobre los tíos con los que había estado desde que me dejó Dan. Era un libro en blanco. Y me llamó la atención.
Al principio no sabía que hacer ni cómo tratarle la verdad. Sabía que no era gay porque meses antes había salido con la hermana de una de mis amigas, pero su forma de ser y hablar me decía que podría llegar a algo con él.
Tampoco sabía qué decirle, no nos conocíamos de nada y me daba mucha vergüenza decirle algo. Mario sabía que Dan y yo habíamos salido en el pasado y en una de las largas esperas para subirnos a una atracción me preguntó sobre eso.
- ¿Tu eres gay, no?
- Sí, desde que conocí a este - señalando a Dan.
- Yo es que no se qué me pasa últimamente pero estoy confuso.
- ¿A qué te refieres con confuso?
- Verás, es que hay un chico que me gusta
- ¿Pero tu eres gay?
- No, pero no se por qué me gusta..
- A ver, explícame mejor esto
Me contó que conocía a un chico en su clase que se llamaba Eric del cual sentía algo pero no sabía el qué. Eric era un chico muy guapo, estaba bueno, alto, rubio, ojos verdes, ya os imagináis. Se ve que éste chico chinchaba a Mario de una manera muy peculiar.
Le soltaba alguna indirecta, le sonreía siempre, y claro, cómo todo mariquita primerizo (aunque a mí me sigue pasando) te acabas enamorando de un chico hetero. Le demostraba mucho cariño y esta situación había hecho que Mario no supiera cómo reaccionar para devolvérselo o cortar la relación que tenían porque él no sabía qué sentía.
Yo no sabía que decirle. Con lo que me había dicho confirmé que era un gay en potencia y directamente empecé a verlo como algo más que un amigo. Me empezó a gustar.
Al salir del parque de atracciones fuimos cada uno a nuestra casa, pero había pasado desde que me contó su problema, todo el tiempo con él.
Conseguí su número gracias a que los intercambiamos para poder comunicarnos por whatsapp si llegábamos a perdernos por el parque.
Aun así, después de aquella vez no hablamos durante un tiempo.
Una tarde me habló y todo empezó a cambiar.
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