miércoles, 7 de diciembre de 2011

Dan. 2009





Dan, Cuánto que decir de él. Todo empezó una hora del patio, yo iba a segundo año de instituto y él acababa de llegar de la escuela. Loki nos presentó muy vagamente cosa que me hizo saber más sobre él. Gracioso, risueño y divertido, él era todo esto y más. 
En aquellos tiempos, mi vida aún no había dado el paso de 'cambiar de acera' con lo cual estaba muy confuso con lo que me pasaba. 
Coincidíamos, además de las horas del patio, en el comedor escolar,  donde le conocí mejor. Casi cada día comíamos el uno al lado del otro o enfrentados. Mediante iban pasando los días cada vez me daba cuenta de que iba al instituto para hablarle y estar con él. Llegó a un punto que mi vida dependía de él, pero Dan y yo pensábamos que solo era amistad, solo nos llevábamos muy bien. 
Yo sabía ya que no sentía la misma atracción hacia un chico que hacia una chica, es más, mis amigos me lo decían. Yo intentaba guardar mis gustos y no le contaba a nadie lo que me pasaba, solo yo sabía que lo que me estaba pasando no era lo normal para lo que toda la sociedad me había enseñado, pero aún así me negaba constantemente que me gustaban los chicos y que me tenían que gustar las chicas. 
Una vez ordenando mi habitación, encontré un trozo de papel donde había escrito años durante este miso año quienes me gustaban. Una risa se me escapó al ver que en la lista había nombres de niños y de niñas. Lo más curioso es que de las niñas que había en ella nunca había hablado, y que los chicos eran los que consideraba amigos entonces. 

Como todo niño inmaduro de la edad de 12 años, a Dan le gustaba la pelea. No las peleas propiamente dichas, sino las amistosas, la que normalmente surge entre dos amigos. Esos intercambios de golpes entre él y yo, me llevó a la osadía de  amenazarle, ya cuando yo estaba un poco cansado, de que por cada golpe que me diese yo le daría un beso en la mejilla. Al principio él no se lo tomó en serio, y me dio un golpe. Entonces, yo le cogí de la cara y le di un beso en la mejilla. Él atónito me dijo: -¿Qué haces tío?... -Te lo advertí. 
Se quedó pensativo y no tocamos el tema durante lo que restaba de día. Sin embargo, al día siguiente, no se le ocurrió otra cosa que darme un golpe nada mas verme. -Cada golpe corresponde a un beso. 
-Lo sé. -Pues empiezo la cuenta, llevas uno. -Pues sigue contando... 
Y así cada día mi cuenta se abría y intercambiaba dolor por amor. Él no se quejó nunca más de los besos, incluso he llegado a pensar que lo hacía a propósito.

Yo en este punto ya me decidía a hacer lo que mi corazón quería que era estar con él, ya nada más me importaba. Ahora solo me importaba él.

Dani, Dani, Dani... 

Un día en el que yo ya sabía que le quería me propuse pedirle salir. Nervioso, le llevé a un sitio solitario y le dije que le quería. Él confuso me dio que no sabía lo que sentía, que yo le gustaba pero que no sabía si me quería a mí o por el lado contrario le gustaba una chica que él conocía. Yo decepcionado me tumbé en el suelo pensando en qué podría hacer. -¿Qué te pasa? -Me duele pensar que estés con otra persona que no sea yo... -Es que no sé lo que me pasa, todo es muy raro. -¿Tu me quieres? -No lo se... -Pues si no lo sabes ¿Por qué te has dejado dar besos durante este tiempo? ¿Por qué siempre estamos juntos y nos buscamos? Por qué? -Me lo tengo que pensar...
Durante unos 20 minutos estuve estirado en el suelo pensando el lo que pasaría y él andaba dubitativo de un lado a otro.
Quedaban ya 5 minutos para el inicio de las clases y mientras nos dirigíamos a la entrada le pregunté:
-¿Quieres salir conmigo? -Pero no se tiene que enterar nadie vale? -De acuerdo. 
En ese momento le abracé y le di mi primer beso en los labios. Un beso tan dulce como inocente. 
Felicianos nos decidimos a subir las escaleras para incorporarnos a nuestras aulas. Tan felices parecíamos que uno de mis amigos nos dijo: -Qué tal parejita! Me giré pare mirar a Dan y nos reímos. Mi amigo nos miró de una forma extraña pero no nos importaba.
: )




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